LAS CORTINAS DE HUMO DEL COVID19 (1)
Como cortina de humo asumo aquellas
circunstancias que aunque reales, nos permiten distraernos de aspectos que
resultan ser vitales en el manejo y entendimiento de una situación que es simultánea
en su presentación; el Covid19 se ha convertido, a mi modo de ver, en ese desvío
de foco de atención de muchas de nuestras problemáticas sociales, educativas, políticas
y de salud, sobre esta última: pretendo escribir una serie de varios artículos.
Hacia el mes de abril de 2020, a través de mis
redes sociales hice una campaña en la cual indicaba que las enfermedades
crónicas de los colombianos no se habían calmado, la cuarentena de aquel
momento no había impuesto un freno al reloj biológico que marcaba el avance de
la Hipertensión arterial, la diabetes, el cáncer, el EPOC, etc. y que en
consecuencia era necesario reiniciar los controles médicos, las actividades de
consulta, las acciones de diagnóstico precoz y todo lo que el sistema de salud
en Colombia venia implementado; la
campaña tuvo eco y se dio instrucciones nacionales de reanudar las actividades,
pero en forma parcial.
Pero el tiempo evoluciona y hoy, a un margen de
10 meses de inicio de esta pandemia, hay
realidades innegables: la calidad del sistema de salud se ha deteriorado en
forma enorme, muchos de nuestros pacientes hipertensos son examinados en sus
cifras tensionales, diabéticos en seguimiento y la búsqueda primaria de cáncer
se hacen desde la fría lejanía de una llamada telefónica que no controla
objetivamente ninguna cifra tensional, no evalúa ninguna glicemia ni hace evaluación
del cuerpo del paciente en la camuflada “teleconsulta” que muchas EPS han entronizado
y que en realidad son “teleorientación” o “teleasesoría”, cada una con
componentes técnicos muy diferentes.
Hoy podemos afirmar que la única salud que ha
mejorado es la economía de las empresas promotoras de salud(EPS) que se han
oxigenado en sus finanzas (por múltiples factores) en tanto que la salud de los
Colombianos se viene evidenciando la materialización en las consecuencias de
enfermedades crónicas mal controladas y los canceres no detectados a tiempo.
Por doquier, nuestros gobernantes enarbolan
como balance que el número de camas en
las unidades de cuidado intensivo (UCI) se hayan multiplicado, siendo eso
bueno, dicho cambio enmascara que la ocupación de las mismas unidades se ha
dado e incrementado por las consecuencias fatales y ominosas de infartos,
accidentes cerebrovasculares, descompensaciones hemodinámicas de enfermedades
crónicas, sin mencionar la ominosa coincidencia de la complicación de
enfermedad previa + Covid19.
Mas adelante procederé a hablar de casos
específicos de dichos padecimientos, pero por el momento, hago un llamado a
retomar la senda de controles con calidad, técnicos e individualizados para
cada paciente con enfermedad crónica y en riesgo de padecer complicación que represente punto de “no
retorno”, ahí hay un imperativo ético y de derechos que debemos respetar y
exigir que se respeten y una conciencia de todos para entender la importancia
de reconocer que el reloj biológico de nuestras enfermedades sigue flagelando
el deseo de vivir de miles de personas.
José Norman Salazar
González
Centro Colombiano de Derecho Medico
Publicada Diario la patria 11 de enero de 2021 y en el link:
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