jueves, 14 de enero de 2021

 

LAS CORTINAS DE HUMO DEL COVID19 (1)

Como cortina de humo asumo aquellas circunstancias que aunque reales, nos permiten distraernos de aspectos que resultan ser vitales en el manejo y entendimiento de una situación que es simultánea en su presentación; el Covid19 se ha convertido, a mi modo de ver, en ese desvío de foco de atención de muchas de nuestras problemáticas sociales, educativas, políticas y de salud, sobre esta última: pretendo escribir una serie de varios artículos.

Hacia el mes de abril de 2020, a través de mis redes sociales hice una campaña en la cual indicaba que las enfermedades crónicas de los colombianos no se habían calmado, la cuarentena de aquel momento no había impuesto un freno al reloj biológico que marcaba el avance de la Hipertensión arterial, la diabetes, el cáncer, el EPOC, etc. y que en consecuencia era necesario reiniciar los controles médicos, las actividades de consulta, las acciones de diagnóstico precoz y todo lo que el sistema de salud en Colombia venia implementado;  la campaña tuvo eco y se dio instrucciones nacionales de reanudar las actividades, pero en forma parcial.

Pero el tiempo evoluciona y hoy, a un margen de 10 meses de inicio de esta pandemia,  hay realidades innegables: la calidad del sistema de salud se ha deteriorado en forma enorme, muchos de nuestros pacientes hipertensos son examinados en sus cifras tensionales, diabéticos en seguimiento y la búsqueda primaria de cáncer se hacen desde la fría lejanía de una llamada telefónica que no controla objetivamente ninguna cifra tensional, no evalúa ninguna glicemia ni hace evaluación del cuerpo del paciente en la camuflada “teleconsulta” que muchas EPS han entronizado y que en realidad son “teleorientación” o “teleasesoría”, cada una con componentes técnicos muy diferentes.

Hoy podemos afirmar que la única salud que ha mejorado es la economía de las empresas promotoras de salud(EPS) que se han oxigenado en sus finanzas (por múltiples factores) en tanto que la salud de los Colombianos se viene evidenciando la materialización en las consecuencias de enfermedades crónicas mal controladas y los canceres no detectados a tiempo.

Por doquier, nuestros gobernantes enarbolan como  balance que el número de camas en las unidades de cuidado intensivo (UCI) se hayan multiplicado, siendo eso bueno, dicho cambio enmascara que la ocupación de las mismas unidades se ha dado e incrementado por las consecuencias fatales y ominosas de infartos, accidentes cerebrovasculares, descompensaciones hemodinámicas de enfermedades crónicas, sin mencionar la ominosa coincidencia de la complicación de enfermedad previa + Covid19.

Mas adelante procederé a hablar de casos específicos de dichos padecimientos, pero por el momento, hago un llamado a retomar la senda de controles con calidad, técnicos e individualizados para cada paciente con enfermedad crónica y en riesgo de padecer  complicación que represente punto de “no retorno”, ahí hay un imperativo ético y de derechos que debemos respetar y exigir que se respeten y una conciencia de todos para entender la importancia de reconocer que el reloj biológico de nuestras enfermedades sigue flagelando el deseo de vivir de miles de personas.

 

José Norman Salazar González

Centro Colombiano de Derecho Medico

Publicada Diario la patria 11 de enero de 2021 y en el link: